Hay cosas que no se pueden cambiar, hay principios que no deben de ser cuestionados, de hecho hay reglas en el mundo que deben de seguirse siempre… ¿lo crees? Si alguna de estas frases te hizo sentido, sigue leyendo…
Si en tu mente pasaron las palabras “sí, es cierto”, “ya sé” quiero decirte que no es tu culpa, que simplemente fuiste educado para pensar de esa forma, creer que nada puede cambiar o que “ciertas cosas” están destinadas a ser siempre iguales, tiene un origen, nuestro cerebro no quiere cambiar, no quiere esforzarse, te está haciendo un favor: mantenerte donde estás… ya lo hemos hablado en entradas anteriores, por lo que hoy me voy a centrar no en porqué la mente está en “ahorro de energía” todo el tiempo, sino me enfocaré a cómo empezar a desafiar las cosas que crees que no pueden cambiar.
Bien, por qué repito entonces que es nuestra mente la que no quiere cambiar, muchas veces y por culpa del maldito ego, creemos que nosotros podemos pensar como queramos, que somos únicos y que podemos “hacer y creer lo que sea”… que nuestras mentes son el límite, se oye muy padre, pero la realidad es que vivimos siendo consecuencia de las creencias de nuestros padres, de nuestros amigos, de nuestro entorno, incluyendo la idiosincracia de nuestro país, nuestra cultura, podemos creer que pensamos de forma única, pero ¿lo eres?, todo lo que crees que es posible o imposible, está impuesto, ¿cómo?, bueno, no somos conscientes de en qué momento empezamos a hablar ¿o si?, no elegimos las palabras con las que hoy nos expresamos, es más, no elegimos ni el idioma que hablamos, nos adaptamos y crecimos en un entorno, creado por palabras, por conceptos y constructos sociales que nos fueron definiendo. Es decir, en resumen, si crees que algo puede cambiar o no, es culpa de la sociedad en la que te has desenvuelto.
¿Crees que por ser emprendedor eres “original”? ¿Crees que por ser empresario eres distinto al resto? ¿Crees que tener una maestría o doctorado te hace diferente? Lamento decirte que no, simplemente eres consecuencia de un montón de decisiones, de influencias o incluso daños colaterales de las decisiones de otros, de la educación que recibiste… ¿a qué quieres llegar chavalalo?
Bueno, reconocer que todo lo que somos es por nuestro entorno, nos permite empezar a cuestionarlo todo, ¿crees que emprender un negocio es la mejor idea? … pregúntate: ¿de acuerdo a quién? ¿por qué y para qué? ¿Crees que hay un Dios? Pregúntate: ¿según quién? ¿Cuántos dioses conoce la humanidad? ¿Cuántas religiones existen? ¿Mi religión es más válida que la de los demás? Y así podría continuar con un montón de creencias y preguntas que te harán empezar a reflexionar. Pretendo hacer una lista al final del artículo, pero aún no llegamos ahí, el punto es el siguiente, cuando nos atrevemos a dudar de todo lo impuesto, se nos abren un mundo de posibilidades, pero antes de seguir avanzando te advierto: la consciencia es responsabilidad, si a este punto estás molesto porque crees que tu eres don chingón y que eres único y especial y que todo lo que digo es exageración, detente y no sigas leyendo… pero si te atreves a la incomodidad aquí va: NO SOMOS ESPECIALES, esa es la verdad, pero está chingón, a mí me ha quitado mucho peso de encima dejar de creer que era diferente, simplemente soy quien soy por mi historia de vida, por donde nací y con quien he convivido, pero puedo encontrar similitudes con miles y millones de personas, nada más que lo dejamos de ver por culpa nuevamente, SÍ, del maldito ego.
¿Qué quiero que hagas? Simple, aceptar que no somos tan especiales, ¿para qué? Para que puedas empezar a cuestionar tus ideas… ¿por qué tienes que dejar de creerte especial? Porque cuando te crees especial, crees que tus pensamientos son únicos, son los chingones, son la mera neta del planeta, y si hacemos este ejercicio de reflexión, y aceptas que todo lo que está en tu mente fue impuesto por alguien, entonces puedes cuestionarlo, te liberas, en el mundo de los negocios se llama “la no adjudicación de ideas” si dejas de ver una creencia como tuya y la ves como parte de un todo, puedes desafiarla, ¿por qué? Porque tu ego baja la guardia.
¿No me crees? ¿qué pasa cuando dices algo como: merezco ….. ? ponle lo que quieras, ¿qué se te vino a la mente? “Una buena vida” “un buen trabajo”, “una pareja que me ame” “ser feliz” …. ok, dime, ¿qué es para ti cualquiera de esas definiciones?, y ahora pregúntate: ¿quién más se merece lo mismo? ¿Todos? ¿Quiénes? ¿Qué tienen en común? Y entonces te darás cuenta que lo que crees que mereces está o estaba incluso descrito por alguien más… no tenemos una propia definición de amor, tenemos una “idea” general de lo que es el amor, pero si aceptas que esa idea que te formaste del amor es el resultado de lo que los demás creen y de lo que has vivido, y que fue impuesta, puedes empezar en verdad a crear tu propia definición, y este es un ejemplo a la vez de sencillo, muy complejo, y aquí entramos en el siguiente paso: cuando definimos nuestras propias ideas habrá a quienes no les parezca, incluso las rechace y estemos tentados a regresar, aquí es donde empezaremos a desafiar el statu quo, atreviéndonos a ser conscientes de nuestras creencias y eligiendo mejor nuestras definiciones.
¿Para qué queremos desafiar lo impuesto? Simple: crear nuevas posibilidades, no limitarnos a seguir las reglas, no creer que las cosas están destinadas a ser de una forma u otra, pero una vez que eres consciente, una vez que aceptas que todo te ha sido impuesto y que si decides seguir ahí es 100% tu responsabilidad, también te obliga a quitarte el papel de víctima, porque acéptalo, estás ahí porque para ti es cómodo, para ti y para tu entorno…
¿Te atreves?
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