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¿Qué chin… es la ansiedad?

Si te dijera que puedes ver la ansiedad como una poderosa aliada, ¿me creerías?…¡Supongo que no! No te preocupes, no eres la única persona que lo negaría. Si eres de los que dicen que sí, te recomiendo que sigas leyendo.

La ansiedad se define como un estado mental que se caracteriza por una gran inquietud, una intensa excitación y una extrema inseguridad. Hasta ahí suena bastante negativo, pero nuevos estudios han demostrado que la ansiedad es una “habilidad” que tenemos como seres humanos para predecir el futuro, buscar la seguridad y advertirnos del riesgo.

Es decir, cuando sientes ansiedad, lo que realmente estás experimentando es un estado natural de alerta, de advertencia, que te pide regresar a tu zona de confort. Cuando establecemos metas que están fuera de nuestra “área de comodidad”, estamos estirando esa liga invisible; y como las ligas, nuestro cerebro presenta resistencia.

Podemos pensar que la ansiedad por sí sola, es un estado que se presenta aún cuando no estamos buscando cambiar nada, y se da simplemente, porque así es la forma en la que vivimos. Es típico que le preguntas a alguien “¿por qué estás ansioso?” y te responde… “no sé”; por lo tanto, relacionamos ya a la ansiedad con el estrés, pero hay que aprender a diferenciar un estado del otro.

La ansiedad puede incluso manifestarse cuando no nos gusta nuestro trabajo, y de manera consciente o inconsciente quisiéramos cambiarlo; cuando no tenemos la casa que deseamos, la salud que queremos; es decir, cuando nos sentimos mal por nuestros logros, o el camino que hemos recorrido. Y entonces dirás, “pero ¿qué no dices que es mi estado mental que me indica que regrese a mi zona de confort?”… en ese caso, ¿cuál pinchi zona de confort? Y es cierto, pareciera que la ansiedad sencillamente nos dice que vivimos en un estado de insatisfacción, y ahí está lo curioso del asunto. Sin embargo, hay dos cosas que puedes hacer:

  1. Aceptar que nada va a cambiar; agradecer lo que tienes, valorarlo y ser feliz con ello. “Vivir la vida intensamente” como dice la canción… deberías de ser feliz con ese trabajo, esa casa, esos problemas, únicamente ¡deja de resistirte!… Qué jodido, ¿no? No les recomiendo esto.
  2. Abrazar la ansiedad; admitir que es solamente nuestro cerebro jodiendo, señalándonos que ni siquiera pensemos en crecer, porque volveremos al tema del mínimo esfuerzo ( link ) del que habíamos hablado antes. Lo importante es que reconozcamos que si queremos progresar, viviremos con ansiedad por siempre; si dejo de sentir ansiedad, es que no estoy avanzando lo suficiente.

Pero… ¿cómo chingados abrazo la ansiedad? Pareciera absurdo, pero tienes que iniciar por identificar los pensamientos que te ponen ansioso. Cambiar incluso las palabras o frases que utilizas; por ejemplo: ¡odio mi trabajo!, ¡quiero renunciar!, ¡estoy harto!, “más vale malo conocido que bueno por conocer”, sabiendo que no puedes abdicar y que permanecer ahí te genera ansiedad. Pudieras reemplazar estas afirmaciones por “este trabajo es sólo un escalón”, “estoy trabajando para encontrar uno nuevo”. Seguido de la reflexión al cuestionarte “¿qué puedo hacer hoy para cambiar este trabajo?”. La ansiedad quizás no desaparezca del todo, pero hazme caso y verás como con pensamientos menos severos empezarás a experimentarla de una forma más constructiva.

Para concluir, solo te diré que la ansiedad es, en efecto, ese estado mental que quiere que no te muevas, que busca que regreses. Y el estrés es más un estado de desbordamiento, que provoca que tus pensamientos negativos ocupen todo tu día y entonces te sientas sin salida de tu situación actual… creo que mucha gente llega a confundirlos. Por eso, del estrés hablaremos más a fondo luego, sin duda.

Puedes leer un poco más de la ansiedad positiva en https://ieip.es/ansiedad-negativa-positiva-abc/ y https://www.objetivobienestar.com/lado-positivo-ansiedad_40861_102.html

Créditos

Imagen: Freepik.com | Usuario: @yanalya

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