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Ser empático ¿cómo serlo de verdad?

En una de las entradas escribí que la frase “ponerse en los zapatos del otro” ( Seamos líderes chingones ) tenía que eliminarse de nuestra mente y quizás es la forma predilecta de muchos de decirnos que seamos empáticos con las personas, ¿entonces? ¿cuál es el problema de esta frase y cómo sí lograr la buena intención detrás de ella?

Existe la creencia de que somos capaces de sentir y de pensar como los demás al tratar de ver la vida desde “sus zapatos”, pero esto no podría ser más erróneo, la realidad es que como toda interpretación que hacemos del mundo está basada en nuestras experiencias, en nuestro conocimiento, vamos, en nuestra historia personal, es imposible situarnos en los zapatos del otro y ver con sus ojos lo que nosotros vemos, este ejercicio simplemente es imposible.

¿Qué sí es posible? vamos empezando por definir qué es entonces la empatía, que en el artículo mencionado antes lo definí de forma muy sencilla, pero trataré de explicarlo un poco más debido a que esta entrada es para eso. La empatía se divide en dos, la emocional y la cognitiva; la primera es la capacidad de sentir lo que el otro siente, pero si no podemos ver la realidad desde sus ojos, ¿cómo es que podría sentir lo que él siente? Bueno, nuestro cerebro tiene la capacidad de interpretar la emoción que está presenciando y buscar en el baúl de nuestros recuerdos un momento similar al que está viviendo la persona o quizás una situación que no sea parecida pero que sí nos hizo sentir como estamos observando que la persona que tenemos enfrente se siente, entonces el cerebro funciona como espejo, es muy similar a cuando hacemos rapport de forma natural, imitamos a nuestro interlocutor para buscar una mejor comunicación con él.

Por lo tanto, sentimos algo similar, no igual a lo que el otro está sintiendo, y es muy importante considerar esto cuando hablamos con las personas, no podemos decirles “comparto tu sentir” o “entiendo como te sientes”, esto es simplemente falso y el cerebro de la persona lo sabrá reconocer, por eso nos dicen “no puedes sentir lo que siento”, “tú no sabes cómo me siento”… eso es verdad.

¿Cómo podríamos comunicarnos mejor? es donde entra la empatía cognitiva y que pocas personas se preocupan por ejercitarla, ésta nos exige entender y comprender el pensamiento del otro, comprender sus motivaciones o las razones que lo hacen sentir como se siente, que lo llevaron a actuar como lo hizo. Esta empatía pocas veces se realiza porque exige un grado mayor de involucramiento, de verdad tratar de comprender la forma de ver el mundo del otro, haciendo a un lado los prejuicios y simplemente comprender la realidad de los demás.

¿Pero para qué sirve esto? ¿Si solo está triste porque se le murió su gato, para qué quiero comprender? Caray… si bien podríamos sentir lo “mismo” que una persona que amaba a su gato y lo perdió, porque nosotros acabamos de perder una “mascota” y NO ES PARA TANTO… estamos dejando de lado la historia personal del otro, y si pensamos en lo que representaba el gatito y lo que representaba para nosotros la “mascota”, es donde empezamos a comprender que los significados son muy distintos.

La empatía cognitiva, junto con la emocional, ¡ojo! no recomiendo una más que la otra, deben de trabajar en conjunto, para que nos permitan ser más humildes con las personas que están a nuestro alrededor, ser más compasivos y comprensivos con las emociones de los demás de una forma que podamos de verdad ayudar, acompañar o simplemente escuchar a quienes nos presentan emociones tanto positivas como negativas; ejemplo, para alguien que nunca había podido bajar 1 kilo y tiene un serio problema de sobrepeso se sentirá motivada, entusiasmada, alegre… ¡carajo! es su máximo logro en este tema y espero que lo estés entendiendo, porque si eres de los que dicen “todavía te faltan 30 kilos más por bajar” después de haber leído esta entrada, no he sido nada claro…

Tanto en el trabajo como en lo personal, debemos de practicar la empatía, exigirle a nuestro cerebro que trate de ver más allá de las emociones, que trate de explicarnos la historia personal de con quien estamos interactuando, así, podremos verdaderamente estar para ellos.

Y si quieren leer el libro que empecé a leer que habla sobre por qué la empatía no sirve si nos quedamos en sólo experimentar las emociones, está muy bueno y puede servirles para abrir debate…

Créditos

Imagen: Freepik.com | Usuario: @pressfoto

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