¿Para qué diablos existe el miedo?

Hay una frase que dice: “valiente no es quien no siente miedo, sino el que actúa a pesar de sentirlo”, pero siendo honestos, ¿cuántas personas no se quedan congeladas ante él? y luego se atormentan la vida pensando en que por “ser miedosas” no logran nada.

Espero con esta entrada ayudarte a superar los miedos que te mantienen atado a tu zona de confort e impiden que logres todo aquello que te propones.

Primero entendamos qué es el miedo. El miedo es nuestro cerebro advirtiéndonos sobre los peligros que conlleva una situación, es esa sensación en la que adviertes cómo tu corazón se acelera, comienzas a sudar y sientes cómo tu cuerpo te dice “algo está mal”. Esto es una respuesta bioquímica ante una emoción que definimos como miedo, pero he aquí el asunto, nuestro cerebro interpreta y, en realidad, ocurren dos cosas; observamos una situación que nuestro cerebro filtra y pasa por nuestros modelos mentales. Por ejemplo, al recibir una llamada a las 3 am mientras duermes, mucha gente se despertará asustada porque “seguramente pasó algo muy malo”; la llamada no es en sí amenazante, la interpretación que le damos lo es.

El cerebro busca una emoción de acuerdo con nuestras creencias, con nuestro diccionario emocional y selecciona la emoción más cercana a lo que quiere transmitir; cuando es el miedo, por consecuencia disparará las reacciones a nuestro sistema nervioso.

No quiero que dejes de tener miedo ante una situación que pone en peligro tu vida, el problema es que hay una cultura de miedo que ha servido a muchos gobiernos o personas para controlar a los demás. Vivimos atemorizados porque creemos, equivocadamente, que todo puede acabar con nuestras vidas, con nuestra estabilidad o con nuestra seguridad.

Una de las cosas que más se ha criticado en el manejo de la crisis con el COVID este año, ha sido la campaña de terror que los gobiernos provocaron en la gente, con un alto costo social, pero que sirvió para mantener encerrada a gran parte de la población mundial. El miedo limita y controla nuestra capacidad de pensar racionalmente, esto es porque tu cerebro literalmente manda una gran cantidad de sangre a los músculos y ¿qué crees? pues nuestro racionamiento se nubla porque no tiene oxigeno suficiente.

Es sano sentir miedo cuando nuestra vida está en riesgo, pero siendo sinceros, muchos de nuestros miedos son infundados, nuestra vida ya no está en peligro todo el tiempo, por lo que debemos de preguntarnos cuando sentimos miedo: ¿este miedo me protege realmente?, ¿qué es lo peor que puede pasar?.

De acuerdo con la neurociencia, incluso el miedo se construye de acuerdo con la definición que le damos a la palabra, entonces si creemos que sentimos miedo porque simplemente no encontramos una mejor palabra, provocamos que nuestro cuerpo actúe de acuerdo con lo que significa sentir miedo. ¿Podrías ponerle otro nombre a esa emoción? ¿Es realmente miedo lo que estoy sintiendo? ¿Podría ser simplemente indecisión, inseguridad o estrés?

Hablemos de los miedos que sentimos cuando no queremos fracasar, cuando creemos que no podemos ganar más dinero, cuando no queremos hacer el ridículo, cuando simplemente “no sabemos lo que va a pasar”. Esos miedos ¿para qué los estoy sintiendo?, ¿que puedo aprender y sacar de ellos?.

Por desgracia vivimos presas del miedo porque nuestro cerebro no encuentra una emoción más adecuada, vivimos encadenados al miedo porque nuestro cerebro busca mantenernos en el mínimo esfuerzo. Una frase poderosa para mí es:

El dolor es real, pero el sufrimiento es opcional.

Analiza tus miedos, analiza que es lo que te están diciendo, ¿quiere tu cerebro que simplemente sigas siendo la misma persona por comodidad? porque ¿”más vale malo conocido que bueno por conocer” ?

Dirán unos, “sí, claro, pero a ver, ¿y el miedo a la muerte?… A mí una vez me dijo mi psicóloga que cuando sentimos miedo a morir, en verdad a lo que le tenemos miedo es a “no vivir”; me hizo sentido y empecé a vivir distinto.

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